lunes, 16 de julio de 2007

Anda que …

PUES DICEN...
Funcionaria de la Junta roba un radar de Tráfico
J. R. ALONSO DE LA TORRE/

Algunos lectores me preguntan que si las anécdotas que narro en esta columna han sucedido de verdad o son invención mía. Siempre les respondo que son ciertas porque la realidad siempre supera a la ficción. Por ejemplo, la historia que les voy a contar es tan increíble que ni en el momento de mayor inspiración hubiera sido capaz de inventármela. Resulta, en fin, que hace unos días, una funcionaria de la Junta y una amiga suya viajaron desde Mérida hasta Sevilla con la intención de comprar algunos muebles y complementos en Ikea y pasar la jornada en la capital andaluza. En el viaje de ida, en un tramo de carretera, la funcionaria, que iba de copiloto, se fijó en un artilugio situado junto a la calzada y al instante pidió a su amiga que detuviera el coche: «Para, para, que acabo de ver una barbacoa de las de Ikea y está nuevecita. Seguro que se la ha dejado alguien olvidada. Vamos a cogerla que esas barbacoas son estupendas». Dicho y hecho. La conductora frenó. Dio la vuelta, estacionó en el arcén, las dos amigas descendieron del coche y, no sin dificultades, consiguieron plegar la barbacoa e introducirla en el maletero.

Continuaron viaje felices y contentas con el inesperado regalo cuando, casi al instante, oyeron una sirena, distinguieron las luces parpadeantes de un coche de la Guardia Civil y tuvieron que detenerse cuando el vehículo de la Benemérita las adelantó y les hizo señas para que se apartaran al arcén. Los guardias se acercaron hasta ellas y, con cierta sorna, les preguntaron por lo que acababan de coger en la carretera. La funcionaria no se arredró: «Hemos cogido una barbacoa de Ikea estupenda, pero no era de nadie señor agente». El señor agente les preguntó que de dónde venían. Ellas respondieron que de Mérida y el guardia preguntó ironizando: «¿Y es que en Mérida no hay radares de tráfico?». Efectivamente, lo han adivinado: la funcionaria y su amiga habían cogido un radar móvil de tráfico creyendo que era una barbacoa. Los guardias, entre perplejos y divertidos, las dejaron marchar, no sin antes comentar con cachondeo: «Anda, vamos a ver dónde colocamos ahora la barbacoa».

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